Los centros de consumo popular del Este del país están abarrotados de productos de venta masiva por las fiestas de Navidad y Año Nuevo, ingresados de contrabando a nuestro país, con la plena y vergonzosa complicidad de efectivos de la Armada Paraguaya. De acuerdo con los datos, se triplicó el tránsito de lanchas sobre el Paraná, y los informes indican que 30 a 50 embarcaciones cruzan el río entre las 22:00 y las 04:00 de la mañana, todo con la protección de los marinos corruptos, que responden directamente al comandante de la Armada, según los datos.
Uno de los principales puntos de ingreso del contrabando ahora es la zona de Puerto Mbya, distrito de Domingo M. de Irala, en donde los contrabandistas operan impunemente. Son camiones y camiones que ingresan cargados con productos argentinos contrabandeados, como vino “Viña de Balbo”, cerveza de distintas marcas, sidra, pandulce, entre otros artículos de gran consumo, refieren los informantes, quienes son vecinos de la zona.
Recordemos que recientemente, por presiones de la UIP y otros gremios, fue cambiado el comandante del Área Naval del Este, capitán Cristhian José Rotela Valdez, asumiendo en su reemplazo el capitán de navío Emeterio Miranda Rodríguez. Pero el cambio no tuvo los efectos deseados, al contrario, ahora en el último mes del año se ve que el contrabando aumentó considerablemente.
Productores y empresarios de la región lamentan la situación, indicando que Navidad y Año Nuevo eran la última oportunidad de intentar salvar el año económico, muy golpeado por la crisis. Sin embargo, debido a la venalidad de los marinos, los contrabandistas están operando a sus anchas, perjudicando así a los comerciantes, productores e importadores legales, quienes sufren pérdidas irreparables.
“PROTECCIÓN DE ARRIBA”
Fuentes fidedignas aseguran que este esquema tiene protección desde “muy arriba”. Los marinos protectores del contrabando cuentan con el “visto bueno” del almirante Carlos Velázquez, comandante de la Armada Nacional y hermano del vicepresidente Hugo Velázquez. Hace años, estos vienen manejando el contrabando de mercaderías, ante la desesperación de los empresarios nacionales, que se ven muy perjudicados por el masivo ingreso ilegal de productos argentinos y brasileros. De manera desvergonzada, los marinos suelen realizar uno o dos decomisos a la semana, con cantidades ínfimas de contrabando, lo cual presentan como “grandes logros”. Tampoco detienen a los contrabandistas, sino dejan que estos abandonen sus lanchas o la mercadería a un costado del río, permitiendo así a la Armada “lucirse” con el decomiso. La Clave