Como cada 1 de agosto, mañana se impone la tradición de tomar carrulim. Si el paraguayo está tan apegado a algunas tradiciones, como las de aperitar o cañear, bien vale un trago ¿o eran siete?
En los últimos años, la costumbre de consumir el carrulim (mezcla de caña, ruda y limón) para recibir el octavo mes del año se ha convertido en una verdadera tradición.
Con el impulso de las hierbas medicinales, la declaración de patrimonio nacional y la creación del día del carrulim y el pohã ñaná la presencia de esta bebida se impone a lo largo y ancho del país.
Los vendedores hacen su agosto y muchos aprovechan para demostrar sus cualidades de bartender poniéndole un toque gourmet al preparado.
Es difícil determinar cuándo surgió la tradición de tomar carrulim cada 1 de agosto “para espantar la mala onda” y “purificar la sangre”. Pero es probable que el preparado lo hayan introducido los españoles en tiempos de la colonia, bien lejos de la metrópoli y la civilización, sobre todo en días de intenso frío, como un antigripal ante la escasez de boticas (farmacias) y la falta de medicamentos, según las estimaciones del promotor cultural Clemente Cáceres.
Explica en la publicación que esta especie de antigripal casero se consumía en ayunas, tibio o caliente y, muy especialmente, la tomaban las personas mayores bastante golpeadas por los cuadros gripales sumados a los rigores del clima de agosto.
Con los avances de la tecnología y la ciencia, el uso medicinal pasó a segundo plano hasta que nuevamente a partir del año 2000 surge un “renacimiento” del carrulim ya como una tradición.
Actualmente el carrulim obedece a todo un rescate cultural impulsado desde el Paseo de los Yuyos y el Tereré Literario del Mercado 4, donde Javier Torres, un joven que ha heredado la tradición de las hierbas medicinales de sus abuelos durante varias generaciones, se dedicó a sacar de los puestos de venta los yuyos y promover la divulgación de su uso y propiedades.
En 2019 se logró que la Secretaría Nacional de Cultura declarara al carrulim como “patrimonio cultural inmaterial del Paraguay”, ante una fuerte competencia en Argentina donde promocionaron como suyos la misma bebida con el nombre de “carrulito”.
Durante la pandemia, el carrulim ha logrado mayor arraigo en la creencia de que ayudaría a espantar al covid entre los demás males, incluso los de la política. Abc