Una mano solidaria posibilitó que la antigua compañera de trabajo de don Ramón Martínez (66), más conocido como “Chipa Itapúa”; la bicicleta con la que reparte chipas desde hace más de 45 años, no fuera a remate. Apremiado por una deuda don Ramón puso en venta su biciclo, pero un buen samaritano que pidió el anonimato le dio el dinero que pedía.
Semanas atrás don Ramón había puesto en oferta a través de las redes sociales su antigua bicicleta, por la que pedía la suma de G. 1.500.000, urgido por unas deudas y la crisis en el comercio de sus productos.
“Aunque me duela desprenderme de esta reliquia, necesito vender para cubrir esas cuentas”, comentaba el trabajador.
Esa bicicleta que forma parte del paisaje encarnaceno, con la que todas las tardes se lo ve recorriendo la ciudad al gripo de “chipaaaa”, llegó a sus manos cuando él tenía 20 años. En ese entonces la compró por la suma de G. 15.000. Hoy don Ramón tiene 66 y lleva una vida montándola para ganarse el sustento.
La bici está especialmente adaptada con un gran portabultos delantero que le permite colocar el canasto y reparte la deliciosa chipa.
Son 46 años de compañerismo, pedaleando la noble herramienta de trabajo por las calles de la ciudad, vendiendo sus tradicionales panecillos de almidón.
Las tardes de domingo, en el desaparecido estadio del “Villa Alegre” de la Liga Encarnacena de Fútbol (LEF), don Ramón y su bicicleta eran un clásico infaltable.
Una alegría para don Ramón
La posibilidad de desprenderse de su antigua herramienta de trabajo hacia la que había generado una relación afectiva tenía muy afectado el ánimo de don Ramón, comentaron sus allegados. Para su alegría y sosiego, sin embargo, una persona solidaria que pidió el anonimato le proporcionó la suma del dinero que pedía por su bicicleta, a condición de que no la venda.
Gracias a este gesto solidario, don Ramón no se desprenderá de su antigua compañera de trabajo con la que durante casi medio siglo lleva recorriendo las calles encarnacenas.