Los hermanos japoneses asesinados en Pirapo eran miembros activos de la Asociación Japonesa y colaboraban tanto económicamente como en trabajos físicos para cuidar el distrito. Sus muertes golpearon fuertemente a la asociación japonesa, quienes piden que Pirapo vuelva a ser un lugar de paz.
“Apenas nos enteramos me comuniqué con la embajada japonesa para encontrar a sus familiares y encontramos que tienen dos hermanos en Japón. Igualmente, el día siguiente al homicidio los enterramos al lado de sus padres en el cementerio de inmigrantes japoneses de Pirapo”, señala Andrés Nagami, presidente de la Asociación Japonesa en Pirapo.
En este distrito hay 10.000 habitantes, con casi la mitad de japoneses y descendientes, unas 250 familias. El 98% de los pirapoenses se dedican a la agricultura como fuente de trabajo.