Por: Dario Giménez
La siguiente historia puede ser típica de terror que ocurre en las más lejanas de las civilizaciones, tal vez puede ser un cuento o una novela llena de drama o angustia; o quizás cualquiera de los adjetivos le caería bien si no se trata de una historia real que tiene como epicentro la ciudad de Encarnación y otras del departamento de Itapúa.
Hablar de Encarnación y Colonias Unidas en Itapúa es relacionarla inmediatamente con turismo, industria y mucho desarrollo, ambas urbes mantienen un importante movimiento económico y los calificativos sobran a la hora de venderlo como producto a paraguayos o extranjeros. Sin embargo; entre medio se vive una de las más grandes tragedias a niños Mbya Guaraní y a sus madres.
«Quere limón, no tene moneda», la frase relacionada a la más grande y cruel explotación de niños conocida y que una vez más a través de este material se hace público. A diario niños de corta edad, se paran en los principales semáforos de la capital de Itapúa a juntar dinero, que aparentemente terminan en manos de una red de trata de personas donde estarían metidos sus propios padres y líderes de la comunidad.
Desde el 2016, este equipo periodístico viene desnudando y denunciando la presencia de niños indígenas en las calles de Encarnación, generalmente acompañados por mujeres adultas encargadas de guardar todo el dinero recaudado en el día. Siempre llamó la atención, como es que en cada esquina se podía observar hasta 5 niños y una sola madre, por mucho tiempo se creyó que se trataría de un núcleo familiar pero con el correr del tiempo se descubrió que posiblemente sean víctimas de la esclavitud moderna y que se encuentra a la vista de todos
En noviembre de 2018, desde la oficina regional del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, el ahora Viceministro Abog. Walter Gutiérrez confirmó la presentación oficial de una denuncia ante la Defensoría de la Niñez y a su vez ante el Ministerio Público en contra de personas innominadas por el Supuesto Hecho del Incumplimiento del Deber Legal del Cuidado, por la supuesta explotación a niños indígenas en la ciudad de Encarnación.
Esta denuncia se debió a las múltiples advertencias realizadas por las autoridades del CODENI, la Secretaría de Asuntos Indígenas de la Gobernación de Itapúa y otras entidades sobre la prohibición de exponer a los niños en las calles pidiendo dinero y soportando altas temperaturas, lluvias u otros fenómenos que ponen en riesgo la integridad física de los infantes. Tales advertencias se dio en reiteradas ocasiones a los padres de estos niños.
Los supuestos responsables de la explotación de niños indígenas de la Comunidad Guavirami serían los propios padres y líderes de la comunidad quienes inclusive los vigilan bajo la sombra de árboles cuando estos piden dinero en los semáforos.
La denuncia se encuentra hasta hoy en la Unidad Fiscal Nro 6 a cargo de la Agente Fiscal Abog. Lorena Castelvi quien imputó a una mujer pero con el transcurrir del tiempo, trascendió que la misma estaría siendo obligada por otros inclusive por los propios líderes para traer a los niños hasta Encarnación y Hohenau respectivamente.
Inclusive en esta historia ya se encuentra una víctima fatal, se trata de un niño de 6 años que murió arrollado por un camión mientras pedía limosna sobre la Avenida Japón de Encarnación.
Los miembros de las comunidades indígenas asentadas en el departamento son beneficiados con varios programas de gobierno como: Tekoporã, Abrazo, entre otros, con el objeto de evitar la mendicidad de los mismos en las calles de la ciudad. No obstante; al parecer personas sin escrúpulos vieron en estos niños y sus madres un potencial lucrativo.
«Alquilan» a niños para pedir limosnas y obligan a las mujeres a llevarlos a Encarnación
Casi un año después de la denuncia, en septiembre de 2019, trascendía que el problema de los niños indígenas en las calles de Encarnación va mucho más allá de lo que se creía.
El lamentable escenario que se ha instalado en los últimos años en las mencionadas ciudades, de ser ordenadas y agradables ante los ojos de los visitantes, de a poco se convirtió en un descontrol que se está apoderando de sus arterias con la explotación a niños indígenas y la indiferencia de las autoridades.
Primero era solamente la explotación a niños indígenas de parte de sus padres, la venta de animales silvestres que cobran cada vez más fuerzas ante la atenta mirada de las autoridades competentes, cuya permisividad le han convertido en cómplices del abuso a que son sometidos los niños, tal como lo venimos publicando desde un principio; pero ahora se presenta un panorama mucho más siniestro aún.
Este problema se agrava ante las sospechas de autoridades del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia que los padres de estos niños estarían «alquilando» a sus hijos para que mendiguen en las calles y que posteriormente le lleven el dinero a dos personas adultas que se ubican en cercanías de los semáforos. Mayoritariamente estos niños pertenecerían a la Comunidad Guavirami del distrito de Trinidad.
El sistema supuestamente consiste en que dos adultos traen a los niños desde sus comunidades hasta el centro de Encarnación y Hohenau para vender limones o simplemente pedir «monedas», previo consentimiento de sus padres quienes se quedan con parte de la recaudación al final del día. De comprobarse, este hecho inclusive podría ser caratulada como trata de personas, informó en su momento Gutiérrez.
Cabe reiterar que fue precisamente Gutiérrez que en representación del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia presentó la denuncia penal ante el Ministerio Público por Incumplimiento del Deber Legal del Cuidado y otros hechos punibles en contra los padres de los niños y a los líderes de las comunidades que recayó en la Unidad 6 de la Fiscal Lorena Castelvi, quien en su momento se excusó en tomar medidas del caso aduciendo que compete a la Unidad Especializada de Derechos Étnicos.
La supuesta trata de personas ni se menciona en el Ministerio Público que se limitó exclusivamente en imputar a una de las madres y no ir más allá con las parejas de estas mujeres, los padres de los niños que inclusive estarían viniendo desde Caazapa, y los propios líderes de las comunidades.
Otras de las instituciones que se encuentran ausentes ante estos problemas es la CODENI de Encarnación y el Ministerio del Ambiente, cuando inclusive es viral a través de las redes sociales la constante oferta de animales silvestres que muchas veces terminan muertos antes de que sean comercializadas.
Se espera que con la divulgación de este material la Unidad Especializada de lucha contra la trata de personas del Ministerio Público inicie una investigación para llegar a los responsables en caso que los haya o bien descartarlos para seguir buscando estrategias para erradicar este mal.