La condenada había solicitado que se admita como medio probatorio la pericia anatómica forense del tamaño del pene del querellante.
En principio la misma había acusado al hombre por abuso sexual, acusación que posteriormente fue desestimada. A consecuencia de ello, el ahora querellante decidió acusarla por difamación, calumnia e injuria al no poder probar la veracidad de dicha denuncia.
Como parte de este proceso, la mujer solicitó como medio de prueba en el juicio el examen para medir el tamaño del miembro viril tanto “en estado de reposo como en estado de erección”.
El texto de aquel petitorio dice: “…la querellada tiene derecho a probar su inocencia probando la verdad de los hechos, esto es, excepcio veritatis o prueba de verdad…se pide la pericial anatómica forense del tamaño del pene del querellante a efectos de acreditar que sufre una patología de micropene, porque efectivamente, él manifiesta que este dato es falso”.