El caso de la niña indígena de 10 años que dio a luz el pasado fin de semana en Ciudad del Este llamó a la reflexión sobre cuáles son los mecanismos de cuidados implementados en estas situaciones por el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna) y cuáles son los índices en nuestro país de este tipo de abuso contra menores que desembocan en embarazos de alto riesgo.
El ministro Walter Gutiérrez, manifestó que este tipo de casos cuentan con un número elevado de reportes, y que si bien dentro de los casos de niñas madres no se ha hecho una diferenciación entre casos de indígenas y no indígenas, la mayoría de los reportes apuntan a pequeñas pertenecientes a diferentes parcialidades del país.
“El 2023 cerró con aproximadamente más de 400 casos de embarazos de niñas madres de entre 10 y 14 años. Ese es el número más desafiante y fuerte que tenemos. No obstante, es un número que se redujo en comparación a años anteriores, desde hace tres años vienen siendo menos casos, pero obviamente no tendría que haber ningún caso”, indicó el titular del Minna.
Gutiérrez remarcó que esta es una situación que buscan desnaturalizar, ya que detrás de cada caso de embarazo de una niña indefectiblemente existió un abuso. Refirió que inclusive se han reunido con líderes de comunidades indígenas para conversar sobre esta problemática y que manifestaron que no es una condición habitual que la niña tras su primera menstruación ya mantenga relaciones y que la situación se ha desvirtuado.
“Nosotros en el marco de lo que la lucha contra el abuso infantil estamos terminando una guía de prevención única para que todos los entes lo aborden de la misma manera. Hay que trabajar de manera intensa en lo que es la prevención, desde la escuela, en la comunidad y con la familia, porque lastimosamente las cifras nos dan la pauta de que la mayoría de los casos se dan en el entorno de confianza, 9 de cada 10 se dan en entornos de confianza”, puntualizó Gutiérrez. LN