El antes conocido ACV como Accidente Cerebrovascular es un término que, si bien comparte siglas, en la actualidad fue cambiado por la palabra «ataque» debido a la brusquedad del episodio, ya que se trata de una interrupción brusca de la circulación cerebral que afecta áreas específicas del cuerpo.
El Dr. Ricardo Mernes, coordinador del Código ICTUS y jefe de la Unidad de ACV del Hospital de Clínicas, explica la diferencia entre el accidente y el ataque cerebrovascular, ya que el primero hace referencia a una cuestión prevenible; sin embargo, lo que sufre el cerebro es un ataque brusco porque es de un momento a otro. Es un ataque.
«Hoy en día esa sigla de Accidente Cerebrovascular se cambia por el término Ataque Cerebrovascular, en primer lugar porque es algo brusco, una interrupción brusca de la función cerebral». En el 85 % de los casos, debido a un coágulo que se forma en algún lugar y que tapona una de las arterias del cerebro. Al trancar una de las arterias del cerebro, se paraliza la circulación en ese sector, y el mismo no recibe sangre; por ende, no recibe oxígeno y una parte del cuerpo deja de funcionar o pierde alguna función», explicó el profesional.
A su vez, depende del sector del cerebro y de la arteria que se ven afectados. Si, por ejemplo, la arteria afectada es una que irriga el área del lenguaje, entonces, bruscamente la persona deja de hablar.
«Ocurre bruscamente, de golpe. Por ejemplo, si se está desayunando y de repente de un minuto al otro no se puede hablar. No te sale la palabra o de repente no se entiende lo que se te dice. Porque el lenguaje es expresión y comprensión. Cualquiera de las dos versiones puede afectar. En general son las dos. La expresión: no se puede hablar y a la vez no se entiende lo que te dicen. Entonces el ACV es eso», agregó el especialista.
En el 85 % de los casos ocurre por un coágulo que tranca una arteria y en un 15 % es porque una arteria se rompe y sangra y es cuando se produce una hemorragia cerebral.
«Cuando hablamos de código ACV estamos hablando en realidad de ese ACV que es causado por el coágulo y a ese se le da un apellido que es isquémico, ACV isquémico». El otro sería el ACV hemorrágico. Para ese ACV isquémico, como dijimos, queda en el término el ataque por la brusquedad y por otro motivo que es el producto del mal control de los factores de riesgo cardiovascular. El 90 % de los ataques cerebrovasculares pueden ser prevenidos si controlamos bien nuestros factores de riesgo, siendo los principales la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipidemia; después viene la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo», detalló.
Por lejos, los más importantes son la hipertensión y la diabetes, indicó Mernes y señaló que, si se mantiene bajo control el azúcar, la presión, el colesterol, si no se fuma y se tiene hábitos saludables de vida, es posible prevenir un ACV en un 90 %.
«Entonces, en ese sentido, lo que se reflexionó es que deja de ser un accidente, sino más bien es producto de un mal control de nuestros factores de riesgo». Entonces, por esos dos motivos, por la brusquedad y porque dejó de ser un accidente, se usa hoy la palabra ataque», aclaró.
Código ICTUS o Tele ACV en hospitales
Si se confirma el diagnóstico, ese paciente va a recibir el tratamiento que consiste en la administración de un medicamento por vía intravenosa y cuyo objetivo es tratar de disolver ese coágulo de tal manera que se restablezca la circulación y que el flujo sanguíneo vuelva a normalizarse. Por eso se habla de tratamiento de reperfusión que permite que vuelva a haber perfusión en ese cerebro porque el medicamento lo que hace es derretir el coágulo.
Para que ese tratamiento sea efectivo, debe administrarse en una ventana de tiempo de 4 horas y media desde el inicio del primer síntoma, explica Mernes.
El Ministerio de Salud Pública expandió un programa que fortalecerá la atención a pacientes que sufren de un ataque cerebrovascular (ACV) isquémico. Se trata del «Código ICTUS» o «Tele ACV», que ahora se implementa en el Hospital General de Luque, en el Hospital Nacional de Itauguá, en el Hospital Regional de Coronel Oviedo y en el Hospital Regional de Encarnación.
El sistema «Tele ICTUS» busca reducir las secuelas y la mortalidad asociadas a esta condición, y la telemedicina permitirá conectar a los médicos de hospitales regionales con neurólogos expertos, quienes ofrecerán soporte en tiempo real para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con ACV.
«Si un paciente presenta bruscamente desviación de la boca, o trastorno para hablar, o debilidad en el cuerpo, desde que eso comienza, tenemos 4 horas y media para poder administrar ese fármaco». Si pasamos de ese tiempo, ya no podemos administrar; ya el paciente no puede recibir ese tratamiento de reperfusión.
La intención con el tratamiento es llegar a tiempo, que no queden secuelas ni se produzca la muerte del paciente. El ACV es más frecuente en personas con más de 65 años, sin embargo, personas con menos edad ya lo están sufriendo, indicó Mernes.
«Es una enfermedad que puede ocasionar la muerte; es fatal. De hecho, es la tercera causa de mortalidad a nivel mundial, pero, sobre todo, cuando esto no ocurre, puede dejar muchas secuelas. Por ejemplo, si un paciente viene y no puede mover la mitad de su cuerpo, si no recibe el tratamiento, tiene muchas posibilidades de quedarse sin mover esa mitad del cuerpo y destinado a quedarse en cama», apuntó.
El impacto es alto tanto para el paciente como para su familia, ya que esa persona de un día para otro se queda sin movilidad, se vuelve dependiente y hace que un familiar suyo también tenga que abandonar sus labores para poder ocuparse de él.
Si el paciente recibe la medicación, se tiene hasta 9 veces más chances de volver a sus actividades habituales en poco tiempo.
«Si nosotros logramos dar la medicación, le damos nueve veces más posibilidad a ese paciente de estar libre de síntomas a los tres meses con respecto al que no recibe». O sea, es muy importante ese tiempo, esa ventana. Esa medicación realmente tiene mucho poder, mucho impacto en la evolución de la enfermedad», afirmó.
Mernes destacó la importancia de que el paciente reconozca los síntomas, no los minimice y busque atención médica inmediata; los servicios se encargarán de reconocer, diagnosticar y tratar a tiempo para evitar daños irreversibles.
ACV, Stroke, Ictus
En otros países, como los anglosajones, utilizan la palabra stroke, que significa ataque también, y los españoles españolizaron la palabra stroke y le denominan ictus. En países de habla hispana al ACV se le llama ictus.
«Este ictus, así como el ACV, puede ser isquémico o hemorrágico. Entonces, escucharán en algunos lugares código ACV, que es igual a código Ictus. O Tele ACV es lo mismo que Tele Ictus. Estamos hablando de la misma cosa. Cuando hablamos de ACV, es lo mismo que hablemos de ictus», indicó Mernes.
Síntomas de un ACV
Recordó los síntomas más frecuentes de un ataque cerebrovascular, entre ellos la pérdida brusca del lenguaje, desviación de la boca hacia uno de los lados, debilidad de un brazo o una pierna o de ambos, y pérdida brusca de la visión.
Estos síntomas no se deben minimizar ni esperar que pasen. «Estos son signos que deben hacernos pensar inmediatamente en la posibilidad de que esa persona tenga un ACV. No hay que esperar. Y entonces, sin perder un minuto, hay que trasladarla; hay que llevarla a un centro asistencial», apuntó el profesional.