La muerte de un hombre tras un linchamiento en el barrio Itá Paso de Encarnación, abrió un nuevo frente de pesquisa en torno al caso. El hecho ocurrió el fin de semana pasado y ahora el crimen focaliza la atención en una persona que, según indicios, fue la que perpetró la acción mortal.
Andrés Arriaga, alias Curepa, fue el joven que falleció durante la reacción de vecinos que intervinieron cuando el mismo agredía a su abuela, de 87 años.
Según datos recabados por la Policía, Arriaga golpeó a la madre de su progenitora por negarse a darle dinero para comprar crack, del que es adicto. A la negativa -subrayan- el joven procedió a desconectar la garrafa de gas de la cocina, con el objetivo de ir a empeñarla. En su afán de impedirlo, la anciana se agarró de la garrafa, momento en que fue literalmente arrastrada por su nieto que, ya en la calle, la seguía golpeando.
En ese momento varios vecinos intervinieron para defender a la abuela. Y comenzaron a golpear a Arriaga, quien fue derivado luego por la Policía a un centro asistencial, en donde poco después constataron su fallecimiento, en apariencia, a consecuencia de golpes.
Sin embargo, luego en la autopsia, se comprobó que la serie de golpes de puños y patadas que le propinaron no fue causa de su muerte, sino que falleció en razón de heridas con un objeto punzante.
Después de la golpiza, señalaron los agentes, y ya estando inconsciente en el suelo, Arriaga fue acuchillado por alguien que accionó de forma individual. “La gente ya estaba harta de los robos y asaltos que hacía para comprar sus drogas. Tenía muchos enemigos en el barrio”, relataron a los policías. Hoy