Unas 1.000 familias siguen afectadas por la riada, a raíz de las lluvias intensas. Los vecinos culpan a la defensa costera. La constructora apunta el problema a terraplenes que levantan ganaderos de la zona.
En el duodécimo departamento del país no para de llover, desde la semana pasada. Las intensas precipitaciones continúan, con registros en algunos distritos superiores a los 300 milímetros.
En gran parte de Ñeembucú las comunidades están aisladas; hay pérdidas en cultivos y las viviendas están tomadas por las aguas. A esto se suma que los caminos vecinales están totalmente intransitables.
Mientras la Gobernación local anunció que por disposición del Gobierno nacional todos los afectados recibirán la ayuda alimentaria, proseguirán a la par con los trabajos de limpieza de los canales naturales mediante las maquinarias que se dispone.
En total, unas 1.000 familias fueron censadas para ser asistidas a través de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN). Arsenio Ramón Zárate, ministro de la SEN, anunció que el Gobierno nacional dispuso que los afectados por el problema climático en este departamento sean asistidos con un kit de alimentos.
La entrega de las bolsas que contienen productos de primera necesidad ya comenzaron a ser entregadas y muchas familias continúan con sus casas tomadas por la inundación.
El Ing. Diego Gómez, de la empresa CTC, explicó que la acumulación de agua responde al represamiento generado por obras construidas sin el rigor técnico, caminos vecinales; alcantarillas que impiden que las aguas corran con normalidad. El pasado domingo recorrieron –dijo– los sitios de mayor represamiento, como en la compañía Valle Apua. Apuntó que esa zona, así como en Potrero Piru (Guazú Cua) las aguas acumuladas están represadas por varios terraplenes.
Gómez sostuvo que tanto por el canal de derivación, la compuerta instalada en el dique de Yataity el desplazamiento del agua es normal. UH