Las personas que desean pasar a la vecina ciudad de Posadas deben pagar coimas, ver como los responsables de la seguridad se burlan de ellos permitiendo el adelantamiento indebido y una Dirección de Migraciones que mantiene un silencio cómplice al respecto.
A esto se le suma que no se respetan las leyes de tránsito y el que reclama se expone a ser agredidos o sus vehículos violentados ante la mirada de la Policía de Transito y la ausencia de la Policía Nacional.
Si esto fuera poco, una vez que se llega al puente inicia otra etapa de la aventura ya que según denuncias, desde la Armada Paraguaya supuestamente mantienen la misma práctica.
Esta situación perjudica en gran manera al comercio encarnaceno que sufre la ausencia de turistas que prefieren no venir para evitar estos malos ratos.