«Entre libros y redes», ¿estudiar o seguir pescando?, el dilema de niños de Atinguy 

 

Por: Dario Giménez

Son las 5 de la mañana, Lisandro de 10 años escucha a su padre llegar tras una noche en Aña Cua, con él varias bolsas de pescado que intentará vender en los próximos días. Ya no duerme sino que prepara un mate para sus padres y luego ya se prepara para ir a la escuela.

En el frío amanecer se dirige con sus compañeros a la escuela, su expectativa es grande, sueña con ser médico y servir a la gente, aunque la realidad le dirá pronto que apenas termina el sexto grado deberá agarrar la misma red que su padre e ir a pescar en el Paraná para sobrevivir. La misma historia se vive repitiendo por generaciones en la zona de influencia de uno de los mayores proyectos de ingeniería de la República del Paraguay como lo es la Entidad Binacional Yacyretá.

Unas 200 familias entre ellas mayoritariamente relocalizadas para la construcción de la represa quedaron abandonadas, solas con una escuela que solo funciona hasta el sexto grado casi sin posibilidad de que los niños que asisten a ella alguna vez puedan ir a un colegio.

La Escuela Básica Martires de Acosta Ñu representa para cientos de niños de Atinguy como la única oportunidad de formación y soñar con ser un profesional, sin ella todos ellos están condenados a buscar subsistir con una red en mano en el caudaloso Río Paraná. Muchos llegan con grandes sueños, otros solo quieren aprender a leer y escribir, pero una mínima parte está dispuesta a llevarse el mundo por delante y cambiar la historia de sus familias.

El caso de Andrea (nombre ficticio), una adolescente de 16 años consiguió un lugar donde quedarse en Ayolas, allí trabaja como doméstica de día y por las noches va al colegio, expuesta a todo tipo de abusos. La misma espera culminar el colegio el próximo año y luego desea estudiar enfermería. Viaja cada fin de semana junto a sus padres, sus hermanos no saben cómo vive, sus vecinos tienen mucha esperanza en ella pero al mismo tiempo viven desconfiados, piensan que Andrea fracasará en el intento.

Ser pescador o descendiente de uno es un orgullo para cualquier sancosmeño, representa un trabajo digno por el cual muchos subsisten hasta ahora y se mantienen a pesar de que cada vez resulta menos rentable.

Más de un centenar de niños estudian en la actualidad en la mencionada institución educativa, de acuerdo a datos estadísticos oficiales, menos de la mitad emigrará a ciudades vecinas para cursar el séptimo grado que difícilmente termine la secundaria y busque ser profesional. La mayoría de estos chicos terminarán con sus padres con una red en mano pescando en el río sin oportunidad de sobresalir.

En conversación con el Director Lic. Carlos Montiel, manifestó que un gran desafío para la comunidad educativa es la habilitación del tercer ciclo y más adelante soñar con un colegio o facilidades para que los niños y adolescentes se trasladen hasta San Cosme o Ayolas para estudiar.

Este desafío debe ir de la mano con los propios pobladores de la comunidad y de esta manera exigir a las autoridades educativas del departamento su implementación.

A todo el drama hay que sumarle que por varias semanas muchas de estas familias son obligadas a dejar sus viviendas por las inundaciones que sufren.

Por su parte el Intendente de San Cosme, Juan Manuel Santacruz, dijo que se está proyectando el mejoramiento de la infraestructura de la institución que permitirá nuevas proyecciones a futuro. Se aguarda también el acompañamiento de la Entidad Binacional Yacyretá para el efecto y que las inversiones en la escuela se ejecute en la brevedad posible.

Atinguy es un asentamiento conformado por 200 familias mayoritariamente reubicadas de la casi extinta Isla Yacyretá por la EBY pero sin importar las décadas que están en el lugar la Binacional nunca garantizó  la educación de los hijos de las familias reubicadas.

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