La primera época colonial (1537 a 1767), es decir 230 años, periodo más extenso, el tráfico comercial se rigió usualmente, con medios de pago como los productos de la tierra, del otorgamiento de valores a productos tales como hierro y su uso utilitario, y los precios muy cotizados, en factores tales como la yerba, el cuero, la madera, los tres exportables y cotizables en monedas de valor en el Río de la Plata, y el mercado porteño singularmente. La vida era prieta en una lánguida Asunción, carente básicamente de arquitectura, de desarrollo comercial, y de tenencia de monedas cotizables en el mercado. El Cabildo de Asunción, la autoridad del gobernador era desdeñada por la Compañía de Jesús, jesuitas, o por la Provincia jesuita allende el río Tebicuary, y la educación, reducida a las reglas básicas de la gramática y las matemáticas.
La expulsión de los jesuitas del Paraguay, entre otros lugares del mundo hispánico, 1767, tornó posible exportar grandes cantidades de productos de la tierra al mercado porteño, y si, percibir mejor y mayores, precio que las que hasta entonces comprendía. Gracias a ello, a partir de allí, puede extenderse a un grupo neocapitalista, el manejo en metálico. La ciudad de Asunción crecía con mayor seguridad, y la educación previa y notaría (El Real Colegio y Seminario de San Carlos) 1783, formó una juventud que pedía cubrir puestos administrativos, o cargos civiles o religiosos en la gobernación.
La independencia nacional 1811 o 1813, perfiló el ser nacional, pero debilitó sus bases educativas y comerciales, por la llegada de la Dictadura Francista (1814/1840), pero con los López (Carlos Antonio y Francisco Solano, 1841-1870) permiten crear la estructura de un Estado cuasicapitalista, y de una masa nacional o extranjera, que se adapta a ese tráfico, pero donde ya el instrumento de pago eran los metales, o el reciente papel moneda que fue un experimento interesante.
Desde 1870, con la Constitución Nacional, la división de poderes, una prensa con libre expresión, y agentes de cambio o giros del extranjero, que hacen posible el surgimiento de clases y empresas capitalistas. El Estado, que maneja el 80% del patrimonio inmobiliario del país, era empero un bien pasivo. Al gestarse las ventas de los bienes públicos, 1883, para acelerar la radicación de inversiones y de inmigrantes, mueve el mercado conservador nacional, afloran así casas de cambio y bancos todavía de escasa duración, pero que comienzan a ejercitar al mercado local, en el uso de esa panacea.
El Banco de la República (1908/1931), tuvo atribuciones bancarias y monetarias como ninguna otra hasta ese entonces. La respuesta a la situación de falta de control de los bancos nacionales o extranjeros, lleva a la creación de la Oficina de Cambios (1916 a 1936), que tanta importancia tuvo en esos primeros años de preinternacionalismo bancario, y que asimismo tantos valores prestó durante la Guerra del Chaco (1932-35) y antes en las crisis bancarias de 1921/23, por secuelas de la primera guerra mundial.
Divisas del Estado
En 1936, el estado crea el Banco del Paraguay, de gran valor para el control del estado a problemática nacional e internacional. Este Banco va a ser el que bajo una política de crear Banca Central nombra al Dr. Carlos Pedretti, como presidente del mismo, el que en 1942, inicia la construcción de un local señero para el manejo del patrimonio en divisas del Estado, y tener de una política previsora y creadora en la materia. En 1945, el edificio es terminado, con fondos propios y en medio de la dificultad de tenerse materiales de obra, por la Segunda Guerrera Mundial, entre 1939 y 1945.
El Dr. Pedretti no estuvo solo, técnicos contribuyen a esa difícil empresa como Robert Triffin y Raúl Previch, y funcionarios relevantes del propio banco como Harmodio González, Evelio González, Germán Rojas (padre) y Norberto Gamarra, entre otros, serán los hacedores o fundadores de nuestra representativa moneda.
Antes de ahora esa historia la sostendrán y documentarán estudiosos tales como Miguel Ángel González Erico, Pedro Fernández, Juan Bautista Rivarola Paoli, Juan Crichigno, Nicasio Martínez Díaz, Dr. Washington Ashwell, entre otros, que han hecho un material vasto y rico al efecto de nuestro tema.
Énfasis en este valioso tema es la voluminosa obra del Dr. José Cantero Sienra, Moneda y Banca en el Paraguay, edición del autor 2021. El Dr. Cantero Sienra es presidente del Banco Central, y en su condición de banquero y estudioso del tema, finanzas y moneda nacional, pudo hacer esta destacada obra.
El autor demuestra conocer los planes de desarrollo del Banco Central del Paraguay, a partir del giro propio que le dieron los sucesivos presidentes del Banco Central, en las políticas propias que han conferido en los años primigenios (1963 a 1989).
La obra contenida en unas 500 páginas, con datos gráficos, es fundamental para estudios posteriores y necesarios de leer, para todo aquel que ame y estudie la historia nacional, sostenida en una prosa ágil y de fácil lectura, y de criterios con énfasis en el tono profesional.
Es una sumatoria de otros libros, pero con su interpretación y valores interpretativos, y contiene este las bases de un libro de alta categoría de gran valor. Los libros suman sus valores y conocimientos, y este es la sumatoria de saberes en la materia. UH
Pedro Gamarra
Investigador