El encuentro de carácter nacional, que coincide con el Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, fue organizado por la asociación civil Proarmas, definida por sus líderes como el mayor movimiento armamentista de América Latina.
La asociación invitó a caminar “por la libertad”, abogando por el “derecho a la autodefensa, a elegir y a la seguridad”, y de la ampliación de la legislación armamentista.
El diputado e hijo del presidente, Eduardo Bolsonaro, quien había convocado a “demostrar la fuerza” del movimiento a los legisladores, tomó la palabra ante los centenares de asistentes que se concentraron en la Explanada de los Ministerios en Brasilia.
“La izquierda nunca imaginó que tantas personas pudieran salir a la calle a decir: sí, quiero estar armado porque prefiero a los bandidos bajo la tierra que a mi esposa violada”, dijo.
“El delincuente sólo respeta lo que teme y todo el mundo tiene miedo de recibir un tiro (…) si estamos armados, se lo van a pensar dos veces”, añadió.
Desde que llegó al poder en 2019, Bolsonaro flexibilizó mediante decretos los requisitos para acceder a las armas, así como el número permitido de artefactos y municiones por persona.
El mandatario ultraderechista alienta a la población a armarse, y ha repetido que “un pueblo armado jamás será esclavizado”.
Entre los que marcharon estuvo André Lago, de 45 años. “Toda dictadura comienza con el desarme de la población. Queremos que todos tengan la libertad para poder defender su propiedad y su familia”, dijo este profesor de portugués, vestido con una camiseta con la leyenda “Bolsonaro presidente 2022” y una bandera de Brasil atada al cuello.
Entre 2018 y 2022, el número de ciudadanos registrados para tener armas en Brasil aumentó 474%, según datos divulgados recientemente por la ONG Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) basada en datos del Ejército y la Policía Federal.
Cuando Bolsonaro fue elegido en 2018 había 117.467 personas registradas como cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas. Ese número trepó a 673.818 en junio de 2022.
Se estima que hay unos 4,4 millones de armas en manos privadas en Brasil.
La marcha proarmas en Brasil se desarrolla en medio de un debate global sobre el control de las armas ante tiroteos frecuentes en Estados Unidos y el asesinato el viernes del ex primer ministro Shinzo Abe en Japón, con un arma de aparente fabricación casera.